El último día de mis vacaciones en Orés (Aragón) estuve visitando la Atalaya al atardecer para hacer unas fantásticas fotos del pueblo, y cuando estaba a punto de irme, ví una mariposa parada delante mio, no se movía y me conmovio su inmovilidad, su fragilidad y no pude evitar hacerle montones y montones de fotos, donde no se aprecia su belleza, su simplicidad....
Fue un momento mágico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario