Hace un mes me encontre con una antigua compañera de estudios de la universidad que no veía desde hace casi 20 años, y que en aquel momento consideraba una amiga. Era consciente que me la encontraría dado el lugar al que fui es donde trabaja, pero aún así fue una sorpresa. Cómo la vi: envejecida, como me debio ver ella a mi, pues igual, supongo, ya que me dijo aquello de estás igual, no has cambiado nada. Verla me hizo pensar en como pasa el tiempo, en que rápido pasa la vida, cómo he crecido, y en la relatividad de las relaciones personales.
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