La ventaja de la maravillosa ley del antitábaco es que puedes ir a cualquier bar o restaurante o local y no salir atufada con el humo del tábaco, pero ayy... con el verano insisten en poner terracitas, y claro con la excusa de la terracita, la gente fuma y francamente tomarte un cortado con humo es un asco, cuando te has acostumbrado a tomartelo sin humo de tábaco. Por lo que soy de las que insisten en entrar dentro, aunque sude la gota gorda, pero como mínimo no me trago el humo de los fumadores.
El viérnes fuimos a comer a un restaurante del Borne, con una camarera argentina simpatiquisima y amabilisima (núnca había dejado tanta propina), y claro decidimos ponernos fuera, total que entre plato y plato los tres comensales vecinos fumaban y... yo también, en fin un asco.
Con lo que siempre que se pueda hacia dentro.
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