viernes, 7 de noviembre de 2014

Leído: La fiesta de la insignificancia de Milan Kundera

Llevo toda la vida leyendo a Milan Kundera, creo que me he leído todo, todo y todo, y obviamente cuando salió su última obra en septiembre, desee ferviertemente tenerlo, y gracia a mi amigo A. de BCN Telegraph que tuvo la inspiración de regalarmelo para mi cumple, con la complicidad de mi santo, ese deseo se ha hecho realidad.

Esta breve obra, apenas si 150 páginas y con una letra extragrande para cegatos (de hecho por un momento pense si era una equivocación y tenía ante mi una obra de "lectura fácil" dirigida a gente con dificultad lectora), la leí en una tarde, y la verdad me ha sabido a poco, aunque todas las críticas y reseñas que he leído la catalogan como el resumen y el epílogo de Milan Kundera, para mi entender, es muy poca cosa, para un escritor capaz de escribir obras tan importantes como La insoportable levedad del ser o La broma, o La inmortalidad. La ausencia de personajes femeninos también me pesa, todos son  personajes masculinos y de edad, supongo que a sus 85 años ya sólo puede pensar en si mismo y en personas de su mismo sexo, en los que se reflejado. Me quejo de la brevedad de una obra de un autor que me encanta. Vi ecos de sus anteriores obras que no justifican las ganas que tenía de leerla. Para paliar semejante desastre, estoy pensando en repescar sus obras anteriores.

Proyectar una luz sobre los problemas más serios y a la vez no pronunciar una sola frase seria, estar fascinado por la realidad del mundo contemporáneo y a la vez evitar todo realismo, así es La fiesta de la insignificancia. Quien conozca los libros anteriores de Kundera sabe que no son en absoluto inesperadas en él las ganas de incorporar en una novela algo «no serio». En La inmortalidad, Goethe y Hemingway pasean juntos durante muchos capítulos, charlan y se lo pasan bien. Y en La lentitud, Vera, la esposa del autor, dice a su marido: «Tú me has dicho muchas veces que un día escribirías una novela en la que no habría ninguna palabra seria… Te lo advierto: ve con cuidado: tus enemigos acechan». Pero, en lugar de ir con cuidado, Kundera realiza por fin plenamente en esta novela su viejo sueño estético, que así puede verse como un sorprendente resumen de toda su obra. Menudo resumen. Menudo epílogo. Menuda risa inspirada en nuestra época, que es cómica porque ha perdido todo su sentido del humor. ¿Qué puede aún decirse? Nada. ¡Lean!

3 comentarios:

  1. No me he estrenado con este autor aún y debo reconocer que estoy cometiendo un pecado por lo que se ve

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  2. Fesaro, tienes que leerlo, es uno de los autores contemporáneos más importantes, y suele suscitar muchos odios pero también muchas adhesiones como la mia.

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