No digas nada - Andrew Klavan. Barcelona: Círculo de Lectores, 1993. 376 p.
Una novela de misterio, policíaca, sobre un psicólogo que tiene que enfrentarse al caso más difícil de su carrera en un tiempo record, ya que la vida de su hija peligra.
Lo iba leyendo y creía que estaba viendo una película de sábado o domingo al mediodía, seguro que lo han hecho, por qué me suena. Una lectura muy pasable.
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En más de una ocasión, el siquiatra Nathan Conrad se ha preguntado cómo pueden soportar los pacientes a los que trata una vida tan amenazada por los fantasmas del miedo. No tardará en averiguarlo, porque, mientras él juega apaciblemente con su hijita, alguien lo está observando, alguien está al acecho y su mente no deja de urdir tenebrosos planes.
Sport, un joven con una sonrisa encantadora y una mente retorcida, y su compañero Maxwell, un gigante asesino, que goza con el terror y el sufrimiento de los demás, ya están listos para entrar en acción.
Lo que sigue es un viaje a través de la angustia y la locura, tal vez con la muerte como meta, y lo peor es que, en estas espantosas circunstancias, Nathan no puede decir a nadie ni una palabra.
Una novela de misterio, policíaca, sobre un psicólogo que tiene que enfrentarse al caso más difícil de su carrera en un tiempo record, ya que la vida de su hija peligra.
Lo iba leyendo y creía que estaba viendo una película de sábado o domingo al mediodía, seguro que lo han hecho, por qué me suena. Una lectura muy pasable.
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En más de una ocasión, el siquiatra Nathan Conrad se ha preguntado cómo pueden soportar los pacientes a los que trata una vida tan amenazada por los fantasmas del miedo. No tardará en averiguarlo, porque, mientras él juega apaciblemente con su hijita, alguien lo está observando, alguien está al acecho y su mente no deja de urdir tenebrosos planes.
Sport, un joven con una sonrisa encantadora y una mente retorcida, y su compañero Maxwell, un gigante asesino, que goza con el terror y el sufrimiento de los demás, ya están listos para entrar en acción.
Lo que sigue es un viaje a través de la angustia y la locura, tal vez con la muerte como meta, y lo peor es que, en estas espantosas circunstancias, Nathan no puede decir a nadie ni una palabra.
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