La historia del veraneo de los Faldérault en el sur de Francia en 1973, tiene sus momentos muy alegres y los tristes, y explica como en aquel verano Pierre y su mujer junto con sus 4 hijos se fueron de camping al sur de Francia, no pueden ir más abajo por qué Pierre es Pedro, hijo de un republicano exiliado, y si pasase la frontera mientras Franco estuviese vivo, su padre no le volvería a hablar nunca más, y cómo conseguir ir de vacaciones, siendo el padre dibujante de cómics es díficil, y luego ir con 4 niños es complicado. Y además se une una desgracia familiar que hace que las vacaciones acaben pronto, aun así son tiempos felices.
Ahora a ver si encuentro el segundo de la saga.
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CUANDO LAS VACACIONES EN FAMILIA SON TODO MENOS ABURRIDAS…
Una pareja de jubilados se instala en la orilla de un río para hacer un pícnic. Allí recuerdan sus vacaciones en Ardèche en 1973: el 4L de la familia Faldérault está aparcado frente a su casa y el portaequipajes, repleto de maletas. Los cuatro niños y su madre esperan al padre, que está acabando una lámina de cómic. Cuando lo acaba, toda la familia puede, por fin, empezar su ruta dirección al sur. El viaje se desarrolla en una atmósfera desenfadada, hasta que hacen una parada en un rincón bucólico entre Ligny-le-Châtel y Chablis, un lugar ideal para un pícnic. Por desgracia, una familia de holandeses ya ha ocupado la zona…
Con una visión humorística, Zidrou y Lafebre nos relatan los desplazamientos de una familia belga en los años setenta. Ilusiones, alegrías y decepciones cotidianas que evocan el sabor de los helados y el olor a bronceador. Una nostalgia que lleva aparejada, sin embargo, cuestiones más existenciales como la pérdida y la muerte, siempre tratadas con un optimismo desenfadado.
Una pareja de jubilados se instala en la orilla de un río para hacer un pícnic. Allí recuerdan sus vacaciones en Ardèche en 1973: el 4L de la familia Faldérault está aparcado frente a su casa y el portaequipajes, repleto de maletas. Los cuatro niños y su madre esperan al padre, que está acabando una lámina de cómic. Cuando lo acaba, toda la familia puede, por fin, empezar su ruta dirección al sur. El viaje se desarrolla en una atmósfera desenfadada, hasta que hacen una parada en un rincón bucólico entre Ligny-le-Châtel y Chablis, un lugar ideal para un pícnic. Por desgracia, una familia de holandeses ya ha ocupado la zona…
Con una visión humorística, Zidrou y Lafebre nos relatan los desplazamientos de una familia belga en los años setenta. Ilusiones, alegrías y decepciones cotidianas que evocan el sabor de los helados y el olor a bronceador. Una nostalgia que lleva aparejada, sin embargo, cuestiones más existenciales como la pérdida y la muerte, siempre tratadas con un optimismo desenfadado.
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