jueves, 18 de julio de 2019

Leído: La Isla de los conejos de Elvira Navarro

La Isla de los conejos - Elvira Navarro. Barcelona: Penguin Random House, 2019. 155 p.



No había leído nada de Elvira Navarro y en los blogs que leo hablaban muy bien de esta obra, y la verdad es que han acertado.
Se trata de cuentos, en algunos casos con un punto de absurdidad, que narran situaciones, en algunos casos de la vida cotidiana.
Me ha impactado especialmente el cuento de la encía, por su crudeza y por qué al día siguiente tenía que ir al dentista y sólo podía pensar en lo que le había pasado al coprotagonista.
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Las cartas de Gerardo
Estricnina
La isla de los conejos
Regresión
París Pérophérie
Myotragus
Notas para una arquitectura del infierno
La habitación de arriba
Memorial
Encía
La adivina
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Un falso inventor lleva conejos a una isla para que acaben con los nidos de unos pájaros cuyo nombre nadie sabe. En la penumbra nocturna, una especie extinguida hace miles de años le sale al paso a un archiduque. Los sueños de los clientes de un hotel son objeto de un insólito hurto. El fantasma de una madre abre una cuenta en Facebook y le pide amistad a su hija. Una pareja a punto de romper deambula por un albergue inhóspito. En una banlieue parisina desaparece un tramo de avenida.
En estos perturbadores once relatos hay transformaciones fabulosas que no son vividas como una liberación, sino con miedo. La implacable precisión de Elvira Navarro nos lleva por vidas que se deforman de manera fatal, arrastrándonos también a nosotros. Leer a Navarro es convocar una sombra aterradora, y de la misma manera que al caer la noche lo conocido se torna profundamente extraño, en estos cuentos los personajes se pierden en habitaciones cerradas, en isletas cenagosas, en laberintos mentales que quiebran la normalidad y conducen hasta un alucinante ruido blanco del que ya no se puede escapar.
Con La isla de los conejos la autora desnuda los mimbres de lo real por medio de una escritura sutil y llena de clarividencia, que transgrede los significados y nos entrega, a cambio, una hiriente lucidez.

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