martes, 16 de marzo de 2021

Leído: Que no, que no me muero : y si me muero no es el fin del mundo de María Hernández Martí y Javi de Castro.

Que no, que no me muero : y si me muero no es el fin del mundo / María Hernández Martí + Javi de Castro. Madrid : Modernito Books, 2016. 164 p.

Lo cogí de la biblioteca sin saber que era un cómic sobre cáncer de pecho, y cuando lo empecé a leer es cuando me di cuenta. Una obra optimista sobre la enfermedad del cáncer de mama, a pesar de este título tan deprimente, al menos para mi.
La protagonista explica su proceso de quimioterapia, y sobre todo como su alrededor se comporta con ella, a veces con impertinencia y otras con mucha incomodidad. Pero tiene un par de anécdotas muy divertidas sobre las alucinaciones de la quimioterapia relacionadas con su familia, y me ha hecho reír mucho.
El dibujo no me ha acabado de entusiasmar, pero la historia está bien.
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“Yo nací azul y sin paciencia ninguna. Lo del color se me pasó en un ratito, con oxígeno y eso, pero lo otro no. Llevo toda la vida dedicando grandes cantidades de energía a no reventar de coraje, a no meterme en demasiados líos y a fabricarme un sucedáneo razonable de la paciencia que me falta.

En este libro se cuenta cómo en estos últimos años he tenido muchísimas oportunidades para desplegar una paciencia maravillosa, zen, elegantísima, de esa que te ilumina de inteligencia y te embellece y sirve de inspiración a los demás.

Y cómo las he desaprovechado todas.”

Lupe tiene 38 años, pareja, perro, padres, hermanos, amigos, problemas de trabajo, clientes que no pagan y un cáncer de mama. Se enfrenta a esto último con el mismo sentido del humor peculiar que aplica al resto de su vida, pero se encuentra con que de pronto se espera de ella que sea un ejemplo de positivismo y superación. Y que tome batidos de remolacha.

Los cuentos que dan lugar a este libro, maravillosamente escritos por María Hernández Martí (Vida Tinta) funcionan como válvula de escape para una protagonista que asiste perpleja ante la incomodidad y las impertinencias de la gente que la rodea. Javi de Castro (La última aventura, Sandía para cenar), el intrépido ilustrador que se atreve a traducir gráficamente estos cuentos eminentemente literarios, consigue interpretar la historia con sus magníficos dibujos a través de soluciones compositivas imaginativas y a la medida de los cuentos.

El resultado, este cómic ácido, humorístico e inteligente, es sencillamente brillante.

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