Mi Speedy tenía que leer cada semana un capítulo de esta novela, y en un momento en que estaba despitado me la leí, ya que me tiene dicho que no quiere que lea sus libros del cole, que son suyos y de sus compis.
Esta obra es la novela infantil de una escritora colombiana que explica la vida de Horacio, un niño sordo, que ansia conocer la casa y a la vecina, una mujer adulta Beatriz, de enfrente. La casa es especial ya que se aleja de la estética del barrio, hasta que lees la descripción y te das cuenta que se trata de una casa con reminiscencias del modernismo catalán, o sea de casas como la Batlló o la Milà (también conocida como la Pedrera), y esto se explica por que los padres de la vecina son originarios de Cataluñaa. Paralelamente a esta historia de Horacio, la otra protagonista Beatriz, la vecina, va tejiendo su propieda historia, en este caso sobre su rechazo a tratar con niños o personas adultas con minusvalias físicas, y su rechazo a su ahijada Diana. Y obviamente la relación que se establece entre ellos hace que tanto uno como el otro salgan beneficiados y tenga un bonito final.
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Horacio es un niño sordo, por una enfermedad que tuvo cuando era pequeño: no puede oír, pero oye con los ojos; y puede hablar con su voz «oxidada» o «cautiva», o con las manos en el lenguaje de los sordos. Vive con sus padres y sus hermanos en un barrio de Bogotá llamado El Jardín del Príncipe, en el que hay una casa diferente a las demás, donde todo es «curvo, ovalado, ondulado». Además del cariño de su familia, tiene la ayuda de Emma, la amiga de su madre, una mujer de salud delicada y siempre alegre. Ella le regala unos gemelos con los que puede observar todo lo que le interesa. Es la auténtica hada madrina de Horacio. Como es muy curioso, se dedica a espiar la casa, y un día decide entrar. Mientras admira ciertos objetos, es descubierto por la dueña. Especialmente le llaman la atención un cuadro de Miró, y un poema de García Lorca, publicado en un libro tan pequeño que tenía que leerlo con una lupa. A Horacio le parece que Beatriz, la dueña, tiene miedo de él. Beatriz no acepta los defectos de los demás (Diana, una ahijada suya, también es sorda). Beatriz tiene un accidente de coche y se queda impedida. Ahora ella también necesita ayuda, y tiene que contratar a una persona, Ofelia, de quien Horacio no tarda en hacerse amigo. Poco a poco va consiguiendo ser aceptado por Beatriz, que le deja recorrer la casa a su gusto y consigue que su madre la acompañe a la rehabilitación. La casa de Beatriz había sido construida hacía mucho tiempo por sus bisabuelos al estilo de Gaudí, y tenía muchos objetos valiosos, como cuadros, y joyas, porque la bisabuela era diseñadora de joyas. Óyeme con los ojos Gloria Cecilia Díaz Ilustraciones de Chata Lucini 1ARGUMENTO Horacio enseña a Beatriz el lenguaje de los sordos. Poco a poco, Beatriz aprende a aceptar los defectos físicos de los demás y sus propias limitaciones. Entonces, decide escribir a su ahijada Diana para verla de nuevo
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Horacio es un niño sordo, por una enfermedad que tuvo cuando era pequeño: no puede oír, pero oye con los ojos; y puede hablar con su voz «oxidada» o «cautiva», o con las manos en el lenguaje de los sordos. Vive con sus padres y sus hermanos en un barrio de Bogotá llamado El Jardín del Príncipe, en el que hay una casa diferente a las demás, donde todo es «curvo, ovalado, ondulado». Además del cariño de su familia, tiene la ayuda de Emma, la amiga de su madre, una mujer de salud delicada y siempre alegre. Ella le regala unos gemelos con los que puede observar todo lo que le interesa. Es la auténtica hada madrina de Horacio. Como es muy curioso, se dedica a espiar la casa, y un día decide entrar. Mientras admira ciertos objetos, es descubierto por la dueña. Especialmente le llaman la atención un cuadro de Miró, y un poema de García Lorca, publicado en un libro tan pequeño que tenía que leerlo con una lupa. A Horacio le parece que Beatriz, la dueña, tiene miedo de él. Beatriz no acepta los defectos de los demás (Diana, una ahijada suya, también es sorda). Beatriz tiene un accidente de coche y se queda impedida. Ahora ella también necesita ayuda, y tiene que contratar a una persona, Ofelia, de quien Horacio no tarda en hacerse amigo. Poco a poco va consiguiendo ser aceptado por Beatriz, que le deja recorrer la casa a su gusto y consigue que su madre la acompañe a la rehabilitación. La casa de Beatriz había sido construida hacía mucho tiempo por sus bisabuelos al estilo de Gaudí, y tenía muchos objetos valiosos, como cuadros, y joyas, porque la bisabuela era diseñadora de joyas. Óyeme con los ojos Gloria Cecilia Díaz Ilustraciones de Chata Lucini 1ARGUMENTO Horacio enseña a Beatriz el lenguaje de los sordos. Poco a poco, Beatriz aprende a aceptar los defectos físicos de los demás y sus propias limitaciones. Entonces, decide escribir a su ahijada Diana para verla de nuevo
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