Una novela gráfica que habla de delitos sexuales cometidos a mujeres, explicado a través de la visión de Una, una niña de 12 años que sufre abusos y al mismo tiempo explica la historia del asesino en serie apodado el Destripador de Yorkshire que acabo matando a 13 mujeres durante su preadolescencia. Cuando me acabe de leer la obra me quede con la incógnita de si su abusador era el Destripador.
La historia es tristisima y al mismo tiempo tan real, que da miedo, ver la violencia de los años 70 y que actualmente continua tan presente, han pasado casi 40 años y las mujeres continuamos casi igual de mal, que lástima.
El dibujo en blanco y negro con poco color, excepto algún tono rojizo, consigue que nos sumerjamos en el ambiente tétrico que quiere transmitir la autora.
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En 1977 Una tiene doce años. A los críos de su edad les van el punk o el ska, pero Una está aprendiendo a tocar a la guitarra “Mull of Kintyre”, que le parece muy buena canción. Mientras la policía fracasa en resolver el caso del asesino en serie apodado el Destripador de Yorkshire, que acabará matando a trece mujeres, Una sufrirá una serie de actos violentos que la harán sentirse indefensa, sola y culpable, y que le harán emprender un largo camino para liberarse de las secuelas de una violencia cotidiana y banalizada.
En 1977 Una tiene doce años. A los críos de su edad les van el punk o el ska, pero Una está aprendiendo a tocar a la guitarra “Mull of Kintyre”, que le parece muy buena canción. Mientras la policía fracasa en resolver el caso del asesino en serie apodado el Destripador de Yorkshire, que acabará matando a trece mujeres, Una sufrirá una serie de actos violentos que la harán sentirse indefensa, sola y culpable, y que le harán emprender un largo camino para liberarse de las secuelas de una violencia cotidiana y banalizada.