Si ya la primera parte me parecio floja, esta segunda va en la misma linea, horrorosa. Igual que me leí la primera por el hecho que hablasen de tejer, esta vez volví a leerlo por el mismo tema, y es que la visión de mujeres jóvenes en la literatura que tejen es interesante. Los personajes flojos, las situaciones exageradas, en fin que no lo creo.
Cinco años después del desenlace de El club de los viernes, el
círculo de las amigas se sigue reuniendo regularmente para compartir sus
secretos, proyectos y anhelos. En la fiesta por el embarazo de Darwin,
todas llegan con un pequeño regalo tejido para la futura mamá y se dan
cuenta que pueden seguir apoyándose las unas a las otras, a pesar de que
las cosas han cambiado mucho. Catherine trata de rehacer su vida tras
su divorcio, Lucy anda muy ajetreada con su trabajo de productora de
videoclips, al igual que KC en su reciente dedicación a la abogacía.
Pero sin duda quien más cambios ha experimentado es Dakota, la hija de
Georgia. Con 18 años, estudia en la Universidad de Nueva York, aunque
alberga el deseo de dedicarse a la repostería, afición que su padre
reprueba. Cuando Lucy recibe una oferta para dirigir un videoclip en
Italia durante el verano, le propone a Dakota acompañarla. Anita también
desea viajar a Europa para buscar a su hermana, al igual que Catherine
que quiere conocer a su proveedor de vinos. De esa manera, por una razón
u otra, el Club de los Viernes se reencuentra en Roma, una estancia que se revelará rica en acontecimientos y encuentros inesperados.
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