Una cosa es que te cortes trabajando en la cocina, y otra es que te cortes abriendo una caja de chicles y que te tengas que poner una tirita por el dolor y la cantidad de sangre derramada.
Una cosa es que te cortes las uñas de los pies y otra es que te las cortes tan justas, tan justas que te acabes haciendo sangre y encima te duela al caminar. Y lo peor es que es la segunda vez que te pasa
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