Esta novela policíaca, a pesar de estar protagonizada por una mujer, no me acabado de convencer. Encuentro que el inicio es muy lento hasta que aparece la subinspectora Martina, y que su personaje no acaba de estar todo lo definido que me gustaría, a parte de que la historia de "amor/sexo" con el bello Maurizio no acabo de creermela. Eso sí he de reconocer que el desenlance me ha gustado, con esas piruetas en Cadiz.
La isla de Wight, un palco en la Ópera de Viena, los cayos del Caribe... Del pasado de la subinspectora Martina de Santo regresa un atractivo fantasma: Maurizio Amandi, pianista célebre por su talento, su vida disipada y su obsesión por la obra Cuadros para una exposición, del compositor ruso Modest Mussorgsky. La última gira de Amandi está coincidiendo con los asesinatos de una serie de anticuarios relacionados con él. Al reencontrarse con Martina de Santo, con quien vivió un amor adolescente, un nuevo crimen hará que las sospechas vuelvan a recaer sobre el artista. Martina de Santo deberá apelar a sus facultades deductivas y a su valor para desvelar el misterio y desenmascarar y dar caza al asesino.
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