A mi amiga G. se lo regalaron y cuando se lo ví, le pedí que por favor, por favor, me lo dejase cuando lo acabase, ya que había salido elegido como el libro del año en el Babelia, el suplemento cultural del diario El País. Y en cuanto se lo leyo, me lo paso, y hace un par de meses que lo tenía en la mesilla de noche, y hace unos días que de hoy no pasaba.
A Ricardo Piglia no lo conocia de nada y quizás esto haya sido un error, por qué no he entendido esta obra.
La obra explica la vida entre 1957 y 1967 de Emilio Renzi, álter ego de todos conocido de Ricardo Piglia. Y claro yo no lo conozco.
La obra me parece una propuesta muy válida, ya que explica los años de formación cultural y humana de Emilio Renzi, que vivio entre 1957-1967 en Argentina, en diferentes ciudades. A parte de no conocer su obra, poco conozco de la historia argentina en ese periodo de tiempo, lo que hace más díficil el entendimiento de la novela.
En definitiva, será una gran novela, que yo he desaprovechado ya que poco se sobre Ricardo Piglia, o Argentina, con lo único que he disfrutado ha sido con sus conocimiento de literatura y de cine.
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Los lectores de Ricardo Piglia conocen sin duda a Emilio Renzi, escritor y álter ego que aparece y reaparece en sus novelas, en ocasiones fugazmente, en otras con mayor protagonismo. ¿De dónde surge Renzi? De un juego de espejos que arranca del nombre completo del autor: Ricardo Emilio Piglia Renzi. Y ahora lo lleva un paso más allá con estos diarios que publica Piglia y firma Renzi. Tras una espléndida carrera literaria que incluye novelas y cuentos fundamentales de las letras argentinas contemporáneas y varios volúmenes de ensayos igualmente imprescindibles, el autor vuelve la vista atrás y rescata los diarios escritos a lo largo de más de medio siglo, entre 1957 y 2015, a los que se incorporan también algunos relatos y ensayos directamente vinculados con ellos.
Este monumental proyecto se publicará en tres volúmenes: Años de formación, Los años felices y Un día en la vida, de los que el lector tiene en sus manos el primero, que cubre los años que van de 1957 a 1967 y arranca por tanto con un escritor en ciernes que tiene apenas dieciocho años. «¿Cómo se convierte alguien en escritor –o es convertido en escritor–? No es una vocación, a quién se le ocurre, no es una decisión tampoco, se parece más bien a una manía, un hábito, una adicción, si uno deja de hacerlo se siente peor, pero tener que hacerlo es ridículo, y al final se convierte en un modo de vivir (como cualquier otro).»
Asoman en estas páginas las primeras lecturas –de Los hijos del capitán Grant de Verne a La peste de Camuso El oficio de vivir de Pavese, pasando por Defoe, Sterne, De Quincey, Gogol, Dostoievski, Kafka, Proust, Fitzgerald, Faulkner, Hemingway o Gadda–; asoman los cines y las películas que el joven autor devora –de Bergman, Wilder, Visconti, Wajda y Godard, pero también alguna de James Bond–; asoma una geografía –Adrogué, Mar del Plata, Buenos Aires– y asoma, claro, la vida: los amoríos iniciales; los estudios universitarios; los primeros entusiasmos, las primeras rebeldías y los primeros desengaños; los descubrimientos y deslumbramientos vitales y culturales; las rupturas amorosas y los trabajos de cobro incierto –cuando pasa a ejercer de editor free lance después de que la universidad sea intervenida por los militares–; el mundillo cultural de la Argentina de entonces, con la sombra de los gigantes Borges y Cortázar, y los encuentros con Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Edgardo Cozarinsky, Daniel Moyano y el cineasta Leopoldo Torre Nilsson; la creación de los primeros cuentos y el proyecto de una novela. Todo ello anotado minuciosa, compulsiva, apasionadamente en estos diarios escritos por un maestro de la literatura argentina, o acaso por su álter ego.
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Los lectores de Ricardo Piglia conocen sin duda a Emilio Renzi, escritor y álter ego que aparece y reaparece en sus novelas, en ocasiones fugazmente, en otras con mayor protagonismo. ¿De dónde surge Renzi? De un juego de espejos que arranca del nombre completo del autor: Ricardo Emilio Piglia Renzi. Y ahora lo lleva un paso más allá con estos diarios que publica Piglia y firma Renzi. Tras una espléndida carrera literaria que incluye novelas y cuentos fundamentales de las letras argentinas contemporáneas y varios volúmenes de ensayos igualmente imprescindibles, el autor vuelve la vista atrás y rescata los diarios escritos a lo largo de más de medio siglo, entre 1957 y 2015, a los que se incorporan también algunos relatos y ensayos directamente vinculados con ellos.
Este monumental proyecto se publicará en tres volúmenes: Años de formación, Los años felices y Un día en la vida, de los que el lector tiene en sus manos el primero, que cubre los años que van de 1957 a 1967 y arranca por tanto con un escritor en ciernes que tiene apenas dieciocho años. «¿Cómo se convierte alguien en escritor –o es convertido en escritor–? No es una vocación, a quién se le ocurre, no es una decisión tampoco, se parece más bien a una manía, un hábito, una adicción, si uno deja de hacerlo se siente peor, pero tener que hacerlo es ridículo, y al final se convierte en un modo de vivir (como cualquier otro).»
Asoman en estas páginas las primeras lecturas –de Los hijos del capitán Grant de Verne a La peste de Camuso El oficio de vivir de Pavese, pasando por Defoe, Sterne, De Quincey, Gogol, Dostoievski, Kafka, Proust, Fitzgerald, Faulkner, Hemingway o Gadda–; asoman los cines y las películas que el joven autor devora –de Bergman, Wilder, Visconti, Wajda y Godard, pero también alguna de James Bond–; asoma una geografía –Adrogué, Mar del Plata, Buenos Aires– y asoma, claro, la vida: los amoríos iniciales; los estudios universitarios; los primeros entusiasmos, las primeras rebeldías y los primeros desengaños; los descubrimientos y deslumbramientos vitales y culturales; las rupturas amorosas y los trabajos de cobro incierto –cuando pasa a ejercer de editor free lance después de que la universidad sea intervenida por los militares–; el mundillo cultural de la Argentina de entonces, con la sombra de los gigantes Borges y Cortázar, y los encuentros con Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Edgardo Cozarinsky, Daniel Moyano y el cineasta Leopoldo Torre Nilsson; la creación de los primeros cuentos y el proyecto de una novela. Todo ello anotado minuciosa, compulsiva, apasionadamente en estos diarios escritos por un maestro de la literatura argentina, o acaso por su álter ego.
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