Mi amiga G. me recomendo a esta autora, y con que ella se lo había acabado me lo dejo para que lo leyese.
Se trata de una novela que explica la vida de Beatriz, una profesora de literatura en unos ciclos formativos para hombres adultos en New York en la década de los cincuenta y que por quedar bien con su hermano, un triunfador social que vive en California, se dedica en su viaje veraniego de vacaciones a buscar a su sobrino Julián en Paris. Este sobrino ha huido de California y se refugia de Paris de un padre tirano y controlador y de una madre depresiva. La historia continua explicando la relación que esta mujer mantiene con este sobrino y luego con su sobrina, Iris, y cómo a través de estas presencias, empieza a dinamizar su vida, deshecha o cómo mínimo en "stand-by" después de su divorcio con un músico de bandas sonoras de películas.
Me ha gustado por qué refleja la mujer que vive en New York, y es precursora de personajes como "Sheila Levine está muerta y vive en New York", o las chicas de Girls más apocadas. Y también el concepto de judaísmo de los habitantes de New York, como un hecho determinante de su manera de actuar, a pesar de no seguir las pautas de dicha religión.
La recomiendo por su modernidad, que ahora aquí estamos alcanzando.
---
p. 61 Iris y Julián, sus sobrinos, sangre de su sangre, que nunca se habían preocupado por saber de ella, y viceversa. La falta de curiosidad era mutua, eran igual de superfluos uno para el otro.
p. 153. No podía seguir allí, Bea, era una celda, temí no salir nunca si no saltaba. Pedías demasiado, esperabas demasiado. No querías nada para tú, todo lo hacías por mí
----
Una mujer de mediana edad parece andar sin rumbo por las calles de París en una tarde de calor asfixiante de finales de julio de 1952. Finalmente se sienta en un bar, pide un zumo ypregunta al camarero si por casualidad conoce a un tal Julian. No es la primera vez que lo hace, pero nadie recuerda a ese chico norteamericano de pelo rubio y aspecto desaliñado, que un buen día dejó su casa de California para viajar por Europa e instalarse en París, lejos de un padre intransigente y una madre que se ha refugiado en la locura para aliviar el deber de vivir.Quien busca y pregunta es su tía Bea, dispuesta a llevárselo de vuelta y hacer de él un hombre de provecho, pero cuando finalmente la mujer descubra el paradero de Julian, habrá algo insólito esperándole: otros cuerpos, otras voces, reclamándole una nueva versión del amor. Lejos de su tierra y abrumada al principio por el desorden que aun arrasa Europa tras la guerra, Bea ahora quiere comprender, y lo que había empezado como un simple viaje acaba siendo una lección de sabiduría.Gran admiradora de Henry James, Cynthia Ozick rinde aquí su particular homenaje al gran autor de Los embajadores con una novela donde el talento está en los detalles."Una novela llena de perspicacia, que Henry James hubiera aplaudido."New York Times
---
p. 61 Iris y Julián, sus sobrinos, sangre de su sangre, que nunca se habían preocupado por saber de ella, y viceversa. La falta de curiosidad era mutua, eran igual de superfluos uno para el otro.
p. 153. No podía seguir allí, Bea, era una celda, temí no salir nunca si no saltaba. Pedías demasiado, esperabas demasiado. No querías nada para tú, todo lo hacías por mí
----
Una mujer de mediana edad parece andar sin rumbo por las calles de París en una tarde de calor asfixiante de finales de julio de 1952. Finalmente se sienta en un bar, pide un zumo ypregunta al camarero si por casualidad conoce a un tal Julian. No es la primera vez que lo hace, pero nadie recuerda a ese chico norteamericano de pelo rubio y aspecto desaliñado, que un buen día dejó su casa de California para viajar por Europa e instalarse en París, lejos de un padre intransigente y una madre que se ha refugiado en la locura para aliviar el deber de vivir.Quien busca y pregunta es su tía Bea, dispuesta a llevárselo de vuelta y hacer de él un hombre de provecho, pero cuando finalmente la mujer descubra el paradero de Julian, habrá algo insólito esperándole: otros cuerpos, otras voces, reclamándole una nueva versión del amor. Lejos de su tierra y abrumada al principio por el desorden que aun arrasa Europa tras la guerra, Bea ahora quiere comprender, y lo que había empezado como un simple viaje acaba siendo una lección de sabiduría.Gran admiradora de Henry James, Cynthia Ozick rinde aquí su particular homenaje al gran autor de Los embajadores con una novela donde el talento está en los detalles."Una novela llena de perspicacia, que Henry James hubiera aplaudido."New York Times
No hay comentarios:
Publicar un comentario