Esta novela nos embarca en un emotivo viaje a través de la Italia de posguerra. La historia gira en torno a Amerigo, un niño napolitano de 10 años que, junto a miles de otros niños del sur, es enviado en tren a un pueblo del norte del país como parte de un programa de acogida temporal.
La novela nos presenta un panorama desolador de la Italia de la posguerra, marcada por la pobreza, el hambre y la desesperanza. Sin embargo, en medio de este contexto sombrío, El tren de los niños nos ofrece una historia llena de esperanza y resiliencia. Amerigo y los demás niños se enfrentan a un futuro incierto, lejos de sus familias y hogares, pero también encuentran nuevas oportunidades y la posibilidad de una vida mejor.
A lo largo del viaje, Amerigo y sus compañeros experimentan un choque cultural al llegar al norte. Se encuentran con un mundo completamente diferente al que están acostumbrados, marcado por la abundancia y la modernidad. Esta diferencia entre el norte y el sur de Italia se convierte en uno de los temas centrales de la novela, reflejando las desigualdades sociales y económicas que existían en el país en ese momento.
A pesar de las dificultades, Amerigo encuentra la amistad y el apoyo en otros niños del tren. Juntos, forman un fuerte vínculo que les ayuda a superar los momentos más difíciles. La novela explora la importancia de la amistad y la solidaridad en tiempos de adversidad, y cómo estas relaciones pueden ayudarnos a encontrar nuestro lugar en el mundo.
El tren de los niños está narrado en primera persona por Amerigo, lo que nos permite adentrarnos en sus pensamientos y sentimientos. Ardone utiliza un lenguaje sencillo y directo, pero a la vez emotivo, que nos hace conectar con el protagonista y su historia.
El tren de los niños es una novela conmovedora y esperanzadora que nos invita a reflexionar sobre la importancia de la familia, la amistad y la solidaridad. Es una historia sobre la resiliencia del espíritu humano y la capacidad de superar las dificultades.
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Nápoles, 1946. El Partido Comunista italiano consigue trasladar a setenta mil niños con el fin de que se alojen temporalmente con familias del norte y conozcan una vida diferente lejos de la miseria que los rodea. El pequeño Amerigo se ve forzado a abandonar su barrio y sube a un tren con otros niños del sur.
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