Aunque tarde (para mí), he ido a votar, la entrada de mi colegio electoral tiene unos árboles con unas flores lilas preciosas (lástima no llevar la cámara de fotos encima), la sala donde se votava semivacia, con un silencio sepulcral, y mi mesa electoral sólo 2 chicas, la presidenta y su ayudante, ni interventores, ni nada, que triste, y encima no te dejan meter tu papeleta en la urna. Pero la visión de esos árboles ha valido la pena.
Ahora a esperar mañana para ver los resultados.
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