Soy la primera hija de la primera hija de una primera hija, desconozco si mi bisabuela fue también una primera hija (lo miraré en mi árbol genealógico), y dado que no tengo ni tendré ninguna primera hija, he perdido el derecho o la oportunidad o la opción a heredar los pendientes de oro de mi abuela, unos pendientes conseguidos con sudor, mucho sudor. Mi tía, la hija pequeña, no tuvo hijas pero tiene una primera nieta y mi hermana tiene una primera hija (la hija pequeña tiene una primera hija). Quizás algún día tenga una primera nieta¡¡¡
El otro día me vino a la cabeza este poema de Gerardo Diego, una pequeña preciosidad.
Gerardo Diego, Las tres hermanas
Estabais las tres hermanas,
las tres de todos los cuentos,
las tres en el mirador
tejiendo encajes y sueños.
Y yo pasé por la calle
y miré… Mis pasos secos
resonaron olvidados
en el vesperal silencio.
La mayor miró curiosa,
y la mediana riendo
me miró y te dijo algo…
Tú bordabas en silencio,
como si no te importase,
como si te diese miedo.
Y después te levantaste
y me dijiste un secreto
en una larga mirada,
larga, larga… Los reflejos
en las vidrieras borrosas
desdibujaban tu esbelto
perfil. Era tu figura
la flor de un nimbo de ensueño.
… Tres erais, tres, las hermanas
como en los libros de cuento.
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