En el nuevo club de lectura que me he apuntado, el de la Biblioteca del Museu Marítim, la propuesta de lectura de este mes era La mujer del faro, y aunque me había hecho la promesa que nunca más me leería un libro de autores nórdicos, me he tenido que comer mis palabras, y lo he leído.
Se trata de una novela policíaca ambientada en el pequeño pueblo de Marstrand en Noruega, donde se encuentra el cuerpo casi momificado de un hombre que desapareció hace casi 30 años en una pared oculta en un faro, y a raíz de eso empieza la búsqueda del asesino y de que ocurrió para acabará allí. La protagonista es una mujer policía Karin Adler, con un nombre que es un homenaje a Sherlock Holmes, recordemos que Irene Adler es la única mujer que Holmes quiere en su vida literaria. Y Adler va acompañada primero por el agente Folke, un personaje un tanto odioso, por su tendencia a corregir a todo el mundo y luego por su compañero del alma. También aparece al inicio el exnovio de Adler Goran, un marinero que pasa 6 semanas en tierra y 6 en el mar, lo que provoca el fin de la relación, y que la protagonista se vaya a vivir a su barco.
La publicidad dice que es comparable a Camilla Läckerg, pero eso debe ser en los sueños del editor, por que a la hora de la verdad no tiene ni punto de comparación, ya que Rosman, es muy flojita, y esta historia tiene demasiadas tramas, demasiados personajes, que hacen que te líes con la historia, y que no acabes de enterarte del qué.
A los integrantes del club de lectura en su inmensa mayoría no les gusto la obra, ya que se habían perdido y tenían que recapitular demasiado a menudo.
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El primer caso de Karin Adler. Apasionada de la navegación a vela y de su trabajo de policía, Karin Adler espera la ocasión de emprender su primer caso criminal. Por fin, cuando en el viejo faro de un islote frente a la pintoresca villa de Marstrand aparece un cadáver detrás de un tabique, la investigación cae en manos de Karin y de su compañero, el puntilloso agente Folke. Al principio sólo cuentan con un breve listado de desaparecidos y un anillo de boda; sin embargo, cuanto más profundizan en la historia de los habitantes de la localidad, mayor es la distancia entre el apacible paisaje y la turbia realidad. La aparición del cuerpo sin vida de un submarinista vuelve acuciante la necesidad de esclarecer los orígenes de un drama que comenzó hace más de sesenta años. Una agente de policía navegante, una isla presuntamente idílica y una trampa mortal. A estos ingredientes, Ann Rosman, la nueva estrella en el firmamento de la novela escandinava, añade una convincente mirada sobre la cotidianidad y compone un apasionante panorama contemporáneo de la vida en una Suecia desconocida para la mayoría. «Rosman no sólo es comparable a Camilla Läckberg: es mejor.» Dagens Nyheter
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