miércoles, 12 de enero de 2022

Leído: Yo pude salvar a Lorca de Víctor Amela

Yo pude salvar a Lorca - Víctor Amela. Barcelona : Destino, 2018. 491 p.

Leído para el Club de Lectura del Grup 65 del COIB.
La historia de la muerte de Lorca es un tema que fascina, ¿por qué se permitió su fusilamiento? ¿quién lo hizo? ¿dónde está enterrado? 
El gran poeta de la generación del 27 con sus obras como Romancero gitano, o Poeta en Nueva York, y que ha sido el referente de unas cuantas generaciones de poetas.
Y esta novela histórica habla sobre él y sobre la guerra civil (1936/1939), tomando como pretexto que el abuelo del autor, Manuel Bonilla, es de Granada y lo conoció, o al menos eso dice en la novela, ¿es verdad o es ficción? Es una novela autobiográfico, o tomando como pretexto ciertas coincidencias hace coincidir todos los datos para que salga una novela con todos los cabos atados y bien atados.
Amela consigue que vivas los últimos días de Federico en casa de los Rosales, su indigna muerte y especialmente las historias familiares de los Bonilla y de los Amela, familias enfrentadas que se ven obligadas a convivir por bien de la paz familiar.
La obra salpicada con poemas de García Lorca y de Rosales, es un canto de amor a la poesía, como una tabla de salvación de la vida cotidiana. 

Y no acabar poniendo un poema de García Lorca:
Romance de la luna, luna

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,
¡ay cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

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Yo pude salvar a Lorca reconstruye la vida de Manuel Bonilla, mi abuelo, labriego y pastor de la Alpujarra convertido en pasador clandestino de personas de un lado al otro del frente de guerra de Granada. La sublevación militar le arrastró al pozo de uno de los sucesos más trágicos y universales de la guerra de España: el asesinato del poeta Federico García Lorca.



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