He leído casi todas las novelas protagonizadas por Pendergast, y me faltaba esta, la 19 y la última, la 20, que en breve empezaré.
La decimonovena entrega de las aventuras del agente Pendergast, escrita por Douglas Preston y Lincoln Child, nos sumerge en un caso desconcertante y espeluznante que pondrá a prueba las habilidades del excéntrico agente del FBI.
La historia comienza en la idílica isla de Sanibel, Florida, donde la aparición de pies humanos flotando en la costa perturba la tranquilidad del lugar. El agente Pendergast, llamado a regañadientes para investigar este macabro caso, se enfrenta a un enigma sin precedentes: docenas de víctimas, sin pistas aparentes y un modus operandi que desafía toda lógica.
A medida que Pendergast se adentra en la investigación, junto a su fiel equipo, descubre una serie de conexiones que lo llevan a un pasado turbulento y a una comunidad plagada de secretos. La tensión aumenta cuando nuevos crímenes, cada vez más brutales, siembran el terror entre los habitantes de la isla.
La trama es trepidante y llena de suspense que te atrapa desde el principio y no te suelta hasta el final. Y es que la figura del agente Pendergast, un personaje excéntrico y brillante, con una mente privilegiada y métodos poco convencionales hace que la novela sea muy entretenida.
La ambientación en la paradisíaca isla de Sanibel, que contrasta con la oscuridad y la violencia que se esconde bajo su superficie.
Una novela muy entretenida y adictiva que te mantendrá en vilo hasta la última página. Si buscas una lectura que te transporte a un mundo de misterio, suspense y acción, este es tu libro.
IA
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Para horror de la tranquila ciudad de Sanibel Island, en Florida, docenas de zapatos de aspecto corriente aparecen flotando a merced de la marea frente a sus costas. Cuando llegan hasta la playa, se descubre que cada uno esconde un pie humano toscamente cercenado en su interior. Obligado a interrumpir sus vacaciones, el agente Pendergast accede a regañadientes a visitar la escena del crimen y, pese sus reticencias, se ve rápidamente atrapado por el incomprensible misterio. Con un océano de posibilidades por delante, nadie está seguro de lo que pudo haber sucedido ni de cuál es el origen de los pies. Y hay una pregunta que se necesita responder con desesperación: ¿están todavía vivas las víctimas?
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