miércoles, 16 de junio de 2010

Leído: Fín de David Monteagudo


Nada es lo que parece, lo que empece leyendo con la novela Cuatro amigos de David Trueba se ha acabado pareciendo a La carretera de Cormac MacCarthy, y la combinación me ha gustado, aunque obviamente me he quedado con saber cual era la broma que le hicieron al Profeta. El final desalentador, el hecho que ella se llame Eva/María tiene muchas implicaciones religiosas, la primer mujer del Antiguo Testamento, la primera mujer del Nuevo Testamento. La naturaleza ese lugar idealizado por algunos se convierte en una pesadilla, y los animales al igual que en Ensayo sobre la ceguera de José Saramago son unos enemigos peligrosos.

http://www.que-leer.com/5926/david-monteagudo-%E2%80%9Cfin%E2%80%9D.html
Autor: David Monteagudo
Editorial: Acantilado
352 páginas. 19 euros.

Un grupo de amigos se reúne tras un largo periodo de poco contacto para rememorar la noche que vivieron en un refugio de montaña quince años atrás. Algunos van con parejas y otros solos, pero falta uno de ellos, aquél al que llamaban El Profeta por su moral católica. Por la noche, tras un inesperado apagón, ven que las estrellas lucen más brillantes que nunca. Por la mañana uno de ellos ha desaparecido. No será el último.

Se han utilizado muchas referencias externas para hablar de las excelencias del debut de David Monteagudo. Han sonado nombres como el de Albert Sánchez Piñol, Cormac McCarthy o Rafael Sánchez Ferlosio, autores que tienen en común con este lucense esa pasión por narrarnos grandes contradicciones psicológicas en historias herméticas.

Fin no es una obra fácil: es un cuento que viaja del drama generacional a la ciencia ficción más oscura. El verdadero motivo para dejarse subyagar por esta trama apocalíptica tarda más de cien páginas en ser desvelado. En ese caso, me recuerda mucho a la novela de Stephen King El cazador de sueños, donde un drama banal y generacional se va conviertiendo poco a poco en una pesadilla alienígena. Aunque Monteagudo no es tan fan de los efectos especiales como el autor de Carrie: su prosa asfixiante, capaz de hacernos temblar de miedo en espacios abiertos a pleno sol, suele ser rica en detalles, como esos estallidos de naturaleza salvaje, preludio de una gran tragedia. Y, al contrario que King, Monteagudo huye de cualquier convencionalismo dentro del género, dejándonos el cuerpo maltrecho al compartir los miedos y dudas de sus protagonistas, sin explicaciones ni ataduras, sólo el auténtico horror de no saber nunca realmente lo que pasa. Una (nueva) mirada certera al apocalipsis que está llamada a ser el debut literario de este año.

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