martes, 20 de septiembre de 2011

Fragmento de "El hombre en busca del sentido" de Viktor Frankl

La logoterapia, consciente de la esencial transitoriedad de la existencia humana, no es pesimista sino activista. Podríamos explicarlo de la siguiente forma: el pesimista se parece a un hombre que día a día arranca la correspondiente hoja del almanaque y observa, con miedo y tristeza, cómo se reduce según transcurre el tiempo. La persona activa igualmente arranca las hojas día a día, pero toma la preocupación de archivarla junto a las otras y de anotar unas cuantas notas al dorso. De esa manera recoger y relfeja, con orgullo y goce, el arsenal de valores atesorados en esas notas, unas notas escritas a lo largo de una vida vivida intensamente. ¿Qué le importar comprobar que va envejeciendo? ¿Tiene alguna razón para envidiar a los jóvenes o para sentir nostalgia por la lozanía perdida? ¿Por que ha de envidiar a la gente joven? ¿por el esplendoroso horizonte de sus posibilidades, por el futuro que les espera? "No, gracias-se dirá; en vez de posibilidades por hacer yo cuento con las realidades de mi pasado: mis trabajos, los amores sentidos y regalados, y los sufrimientos asumidos valientemente. De esos sufrimientos es de lo que me siento más orgulloso, aunque quizá no suscite envidia".

Viktor Frankl, El hombre en busca del sentido. p. 142.

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