Su lectura también sirve para desmitificar la idealización que tenemos de los mosqueteros, de los 3 mosqueteros, si eran 4 porque siempre se habla de 3, y esta desidealización es una de las cosas que peor he llevado.
No soy de admirar demasiado a las personas reales, todos, todos tenemos nuestros claroscuros y quizás peque de demasiado realista cuando miro a las personas, y me doy cuenta de sus grandes virtudes y de sus pequeños defectos, que con el tiempo se van agrandando más y más. Si miro en mi entorno, veo mucho egoísmo, y poca solidaridad, y una creciente infantilización.
Pero volvamos a la novela, y he de decir que he vuelto a disfrutar con la historia de la búsqueda bibliográfica, y es que como bibliotecaria es una pequeña fantasía, y en cuanto a la historia de los mosqueteros, me ha hecho conocer a un personaje nuevo, Milady, que es ninguneada y malquerida en la novela por ser mujer, empoderada y con un propósito muy claro en la novela.
Y luego el personaje de Corso, que lo tengo demasiado interiorizado como Johnny Depp, actor que me horroriza y no me gusta nada, y eso hace que le tenga hasta manía, cuando en realidad Corso es una imagen joven de Pérez-Reverté.
Y obviamente me gustaría formar parte de un club como el Dumas, para intercambiar pareceres sobre el mundo de los mosqueteros.
---
¿Puede un libro ser investigado policialmente como si de un crimen se tratara? Lucas Corso, mercenario de la bibliofilia, cazador de libros por cuenta ajena, se enfrenta a esa pregunta cuando recibe un doble encargo de sus clientes: autentificar un manuscrito de Los tres mosqueteros y descifrar el enigma de un extraño libro, quemado en 1667 con el hombre que lo imprimió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario