domingo, 25 de mayo de 2025

Leído: La Teoría del arte versus la señora Goldgruber de Mahler

La Teoría del arte versus la señora Goldgruber - Mahler ; traducción: Esther Cruz Santaella. Madrid : Sins entido, cop. 2012. 125 p.

En La teoría del arte versus la señora Goldgruber, el historietista austriaco Nicolas Mahler despliega su característico estilo minimalista y su agudo sentido del humor para enfrentarse —con ironía y lucidez— a los grandes discursos del arte contemporáneo. A través de una narración sencilla en apariencia, Mahler construye una sátira elegante sobre el mundo del arte, sus excesos teóricos y la desconexión que a menudo se produce entre el artista, la crítica y el público.

La historia gira en torno a un artista que, en plena crisis creativa y existencial, se ve inmerso en una surrealista confrontación con la señora Goldgruber, una funcionaria aparentemente anodina que representa el sentido común, el gusto popular y la mirada crítica no especializada. Este encuentro sirve como pretexto para poner en tela de juicio los lugares comunes de la teoría del arte, y especialmente la tendencia a intelectualizar en exceso la creación artística.

Visualmente, Mahler apuesta por un estilo depurado y monocromático, con personajes de rasgos esquemáticos y escenarios casi vacíos, que refuerzan el tono reflexivo y absurdo de la narración. Su trazo económico no resta expresividad ni profundidad, sino que más bien potencia el ritmo pausado y la carga filosófica del relato.

La teoría del arte versus la señora Goldgruber es una novela gráfica breve pero incisiva, ideal para lectores interesados en la crítica cultural y el arte contemporáneo. Mahler logra, con pocos elementos y mucha inteligencia, cuestionar las pretensiones del mundo artístico sin renunciar al humor ni a la introspección. Una pequeña joya del cómic europeo que invita a pensar, sonreír y repensar qué entendemos por arte.
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Tras relatar sus pinitos como falsificador de firmas y una breve carrera de dependiente en un videoclub, las páginas de este libro nos llevan a los episodios de su vida como dibujante de cómics: con la mirada distante en el absurdo, Nicolas Mahler cuenta en La teoría del arte frente a la señora Goldgruber su propia vida. Así es como su agente fiscal, la señora Goldgruber, le da el visto bueno, después de un arduo trabajo de persuasión: «Bueno, será arte, después de todo», para terminar clasificándolo, no como dibujante publicitario, sino como «artista». Una y otra vez se ve obligado a justificarse por su actividad como dibujante
de cómics, ya sea en la aduana o en los círculos académicos. Ante este volumen, los amigos del humor seco vienés no dudan un segundo: Mahler nunca fue tan divertido.

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