Sentimentalismo tóxico. Cómo el culto a la emoción pública está corroyendo nuestra sociedad - Theodore Dalrymple. Madrid: Alianza, 2016. 202 p.
Un ensayo curioso sobre cómo el sentimentalismo público está acabando con la sociedad, según Dalrymple, hemos de acabar con esta lacra social que debilita la sociedad y hace que estemos pendientes de los sentimientos, cuando tendríamos que estar a favor de la lógica. Y todo explicado detalladamente y argumentando los motivos por los que el sentimentalismo tendría que estar prohibido en público.
Un ensayo curioso sobre cómo el sentimentalismo público está acabando con la sociedad, según Dalrymple, hemos de acabar con esta lacra social que debilita la sociedad y hace que estemos pendientes de los sentimientos, cuando tendríamos que estar a favor de la lógica. Y todo explicado detalladamente y argumentando los motivos por los que el sentimentalismo tendría que estar prohibido en público.
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-Un sentimental es alguien que simplemente desea disfrutar del lujo de una emoción sin tener que pagar por ello. Oscar Wilde
-El sentimentalismo no es dañino mientras permanezca en la esfera de lo personal.
-El sentimentalismo no es dañino mientras permanezca en la esfera de lo personal.
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Theodore Dalrymple, uno de los comentaristas más incisivos y menos políticamente correctos de nuestros días, desenmascara el sentimentalismo oculto que asfixia la vida pública. Bajo la guisa de esfuerzos encomiables como la correcta educación de los niños, la atención a los desfavorecidos, la ayuda a los menos capacitados y el bien en general, estamos consiguiendo todo lo contrario: el sentimentalismo destruye el sentido de responsabilidad, debilita las relaciones humanas y en realidad está muy cerca de la agresión y la violencia. Al hilo de su perspicaz y en ocasiones incómodo comentario de temas sociales, políticos, populares y literarios muy diversos, Dalrymple nos muestra las consecuencias perversas que tiene abandonar la lógica en favor del culto a los sentimientos.
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