La familia del Valle, Nivea y Severo, tienen un montón de hijos, y uno de ellos es el padre de Violeta, y hermano de Clara. Pero Violeta no saca las características de su tia, sino que tiene una vertiente mucho más práctica, que le lleva a triunfar en los negocios.
Pero la vida de Violeta es paralela a la de Clara del Valle, ruinas, hijos, amores, campos, indigenas, dictadura militar, una hija muerta inspirada en Paula, en fin, muchas coincidencias, que otro lector encontraría aburridas y que a mi me han fascinado. Ha sido volver a leer una novela que me gusto mucho, pero con aspectos nuevos.
La novela es una larga carta sobre su vida que Violeta escribe a su nieto Camilo, hijo de su hija Nieves.
Y otro aspecto intersante son los nombres de los personajes, casi todos relacionados con los colores.
Una obra con la que he disfrutado mucho.
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Violeta, la primera niña de una familia de cinco bulliciosos hermanos, viene al mundo un tormentoso día de 1920. Desde el principio su vida estará marcada por acontecimientos extraordinarios, pues todavía se sienten las ondas expansivas de la Gran Guerra cunado la gripe española llega a las orillas de su país sudamericano natal, casi en el momento exacto de su nacimiento. Gracias a la clarividencia del padre, la familia saldrá indemne de esta crisis para darse de bruces con una nueva, cuando la Gran Depresión altera la elegante vida urbana que Violeta ha conocido hasta ahora. Lo perderán todo y se verán obligados a retirarse a una región salvaje y remota del país.
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