Y esta cuarta empieza donde acaba la segunda, y se supone una aclaración de todo lo sucedido en las anteriores películas. La protagonista vuelve a ser Manuela Vallés, y la película está ambientada en un barco de carga que navega en el Océano Atlántico (al menos esa es la idea que tengo debido a la tormenta que lo azota, y eso creo que no es posible en el Mar Mediterráneo), y allí se despierta Manuela con los otros dos protagonistas, los bomberos de altos vuelos, que la salvaron en el edificio en que estaba encerrada con otras víctimas-zombis. Y aquí descubren que un equipo médico, liderado por un actor, que también participa en El ministerio del tiempo, está intentando crear una vacuna a partir de muestras de sangre de infectados que han sobrevivido, y claro tienen problemas y el virus se vuelve a contagiar y continua la historia de las otras REC: sangre, mordisco, chillidos, muerte, etc…
Lo mejor el personaje de la anciana enajenada que cree que continua en la boda de su nieto, la de REC3, y el técnico de radio enamorado de la Vallés, y que finalmente, a pesar de él mismo, será el héroe.
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Ángela Vidal, la única superviviente de una terrible infección, es evacuada de un edificio. Sin embargo, a pesar de que la situación parece estar controlada, el caos vuelve a desatarse y la semilla del mal renace adoptando nuevas y terribles formas. (FILMAFFINITY)
