Libros leídos, películas vistas, curiosidades de la vida, cosas tejidas a ganchillo
martes, 16 de diciembre de 2025
Leído: Bienvenidos a la librería Hyunam-Dong de Hwang Bo-Reum
lunes, 15 de diciembre de 2025
Leído: En vela de Ana Penyas
En vela es una novela gráfica coral en la que Ana Penyas convierte el insomnio contemporáneo en una radiografía social de la precariedad, la ansiedad y las desigualdades que atraviesan la vida cotidiana. A lo largo de seis noches y un día, diferentes personajes desvelados muestran cómo la inestabilidad laboral, la sobrecarga de cuidados, la hiperconexión a las pantallas y el recurso generalizado a ansiolíticos erosionan el derecho básico al descanso.
El libro no se limita a “hablar del insomnio”, sino que utiliza las noches en vela como prisma para interrogar un sistema donde dormir bien se ha convertido casi en un lujo. Penyas vincula la imposibilidad de desconectar con las violencias estructurales, de género, económicas, racistas, que condicionan quién puede permitirse descansar y quién vive en permanente vigilia.
A través de un mosaico de historias, En vela acompaña a trabajadoras precarias, personas con pluriempleo, cuidadoras internas o figuras atrapadas en la ansiedad del futuro, unidas por la experiencia común de un sueño roto. La estructura en seis noches y un día refuerza la idea de ciclo, de un cansancio que se acumula y apenas encuentra alivio, componiendo un retrato reconocible de la España que duerme mal.
En lo gráfico, Penyas abandona la paleta cálida de obras anteriores para sumergirse en tonos oscuros, grises y azulados donde la noche y la luz fría de las pantallas se vuelven casi personajes. El uso de viñetas verticales, primeros planos y texturas difusas genera una sensación de encierro y agotamiento, de modo que la propia lectura transmite físicamente la fatiga mental que describe.
En vela confirma la línea de cómic social de la autora, Premio Nacional del Cómic en 2018, y convierte la noche en un espacio político desde el que reclamar un descanso digno. El libro ofrece una mirada crítica pero empática, que combina investigación, escucha y experimentación formal para hacer visible un malestar compartido que suele vivirse en soledad.
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domingo, 14 de diciembre de 2025
Leído: La amiga que me dejó: anatomía de una ruptura de Núria Labari
sábado, 13 de diciembre de 2025
Leído: Lo sabes aunque no te lo he dicho de Candela Sierra
viernes, 12 de diciembre de 2025
Leído: La bibliotecaria de Salley Vickers
jueves, 11 de diciembre de 2025
Leído: Si esto es una mujer de Lorenzo Silva y Noemí Trujillo
miércoles, 10 de diciembre de 2025
Leído: El Invencible verano de Liliana de Cristina Rivera Garza
martes, 9 de diciembre de 2025
Leído: La casa de huéspedes de Ana Lena Rivera
lunes, 8 de diciembre de 2025
Leído: El encantador arte coreano de escribir cartas de Juhee Mun
El libro de Juhee Mun ofrece una mirada cálida al acto de escribir cartas en la vida cotidiana. A partir de su experiencia en una pequeña papelería coreana, la autora combina recuerdos, observaciones y sugerencias para recuperar la lentitud y la atención que requiere una carta hecha a mano. Con un tono suave y contemplativo, destaca el valor emocional de elegir el papel, pensar cada frase y regalar tiempo a quien recibe el mensaje. Es una obra breve, ilustrada y muy accesible, que invita a redescubrir el encanto de la comunicación pausada en medio del ritmo digital actual.
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Fundada en 2019, su éxito fue inmediato, y enseguida se dio a conocer como un lugar apacible donde la gente podía escribir y enviar cartas, comprar papeles y bolígrafos preciosos o participar en una actividad de amigos por correspondencia muy especial. Testigo privilegiado de ese momento mágico en que alguien pone la pluma sobre el papel, Juhee Mun ha querido compartir esa alegría en un libro inspirador, que nos anima a reconectar en un mundo acelerado, a hacer una pausa para prestar atención a nuestro interior y a las personas más cercanas.
Dividido en dieciocho capítulos breves y bellamente ilustrados, desde «El mejor momento para escribir una carta» hasta «Consejos para escribir una carta» o «Papel y sobre», El encantador arte coreano de escribir cartas ofrece consejos claros y accesibles, entrelazados con historias personales y la sabiduría de grandes autores de cartas, que invitan a acercarnos de verdad a quienes más queremos.
domingo, 7 de diciembre de 2025
Leído: Corazón de oro de Luz Gabás
sábado, 6 de diciembre de 2025
Leído: El precio del placer de Nicolás Hyde
El precio del placer, primer volumen de la serie Perversas pasiones de Nicolás Hyde, es un relato erótico oscuro que sumerge a la protagonista en un torbellino de ignominia, tabúes y apuestas que avivan su deseo prohibido.
Camila anhela una noche apasionada con su pareja, pero el destino la arrastra a un mundo de placeres perversos donde el riesgo y la sumisión desafían sus límites, en una trama candente llena de tensión sexual y giros inesperados.
La novela advierte sobre su contenido explícito, atrayendo a lectores ávidos de erotismo intenso y dinámicas de poder.
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Bruno no pretendía aceptar la propuesta de ese estúpido que le debía el alma, no era un hombre al que le gustara perder, no obstante, en cuanto vio la fotografía de la bonita esposa del deudor, no pudo más que recomponerse la bragueta del pantalón y planear su próximo movimiento, el que lo llevaría a retozar junto a esa candente mujer que prendió sus venas e hizo arder su alma.
La tendría, sería suya, la dominaría y se la arrebataría de las manos al idiota de su marido que presenciaría el espectáculo desde la primera fila.
Un relato candente en el que la ignominia, el tabú y las apuestas jugarán con su mente y espolearán su deseo.
viernes, 5 de diciembre de 2025
Leído: Hotaru de Aki Shimazaki (Les poids des secrets 5)
jueves, 4 de diciembre de 2025
Leído: El Silencio del bosque de Tana French
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miércoles, 3 de diciembre de 2025
Leído: El rem de trenta-quatre de Joaquim Ruygra
El rem de treinta y cuatro es una breve novela marinera de Joaquim Ruyra que relata la arriesgada aventura de la Santa Rita, una barca de cabotaje atrapada en un viaje peligroso frente a la costa de Blanes. Narrada en primera persona por una joven que se embarca casi como un juego, la travesía se convierte en una experiencia límite en la que el viento, el mar y los escollos transforman el trayecto en una lucha constante contra el naufragio.
Ruyra combina la tensión del relato de mar con una intensa capacidad de observación del paisaje y de los marineros, describiendo con detalle tanto las maniobras de la embarcación como el ánimo cambiante de la tripulación ante el peligro. El título alude a un remo excepcionalmente largo, ligado al voto de la protagonista a la Virgen del Vilar si logran salvarse, que concentra el núcleo religioso y moral del texto.
La prosa es rica, precisa y muy visual, y la obra se considera una de las cimas del modernismo narrativo catalán y de la literatura de mar en esta lengua. La edición de Edicions 62 recupera un clásico breve pero intenso que combina aventura, devoción y un profundo amor por el mar y por la gente que vive de él.
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Integrada en el volum Marines i boscatges, El rem de trenta-quatre narra l'aventura marítima de la Santa Rita, una barca de cabotatge. A través de la seva narradora, Marianna Saura, Ruyra evoca els temps de la seva joventut a Blanes, quan la navegació a vela era el centre neuràlgic de l'activitat dels pobles de la costa. A més, descriu i tipifica amb un llenguatge que reelabora la parla blanenca uns paisatges i personatges que esdevindran inoblidables.Joaquim Ruyra (Girona, 1858 - Barcelona, 1939), referent literari ineludible de la narrativa del segle XX, ha esdevingut un clàssic. Es va donar a conèixer amb el recull narratiu Marines i boscatges (1903), que va reeditar el 1920 amb el títol Pinya de rosa. En el segon llibre de narracions, La parada (1919), abandona la temàtica marinera per escriure alguns dels contes més destacats de la seva producció. El 1928 va aparèixer Entre flames, miscel.lània de proses narratives. També va publicar poesia, teatre i alguns assaigs. Va ser membre de la Secció Filològica de l'Institut d'Estudis Catalans, des d?on participà activament en la constitució del català literari modern.
martes, 2 de diciembre de 2025
lunes, 1 de diciembre de 2025
Leído: Esto es agua : algunas ideas, expuestas en una ocasión especial, sobre cómo vivir con compasión de David Foster Wallace
Esto es agua es una obra breve pero penetrante que recoge el discurso de graduación que David Foster Wallace pronunció en 2005 en el Kenyon College, convertido aquí en un ensayo sobre la conciencia, la empatía y el sentido de la vida cotidiana. En su estilo característico, entre la lucidez intelectual y la ternura desconcertante, Wallace advierte sobre el peligro del automatismo: esa manera de vivir dormidos, absorbidos por la rutina y el ego.
La traducción de Javier Calvo logra conservar el ritmo coloquial y las sutilezas irónicas del original, transmitiendo la cercanía del autor hacia su audiencia. A lo largo de estas páginas, Wallace no ofrece respuestas fáciles, sino una invitación a mirar el mundo con atención y humanidad. Su mensaje, que la auténtica libertad consiste en decidir cómo percibir la realidad y cómo tratar a los demás, sigue siendo un recordatorio poderoso y vigente.
Publicado por Random House en 2014, Esto es agua destila la esencia moral y filosófica de Wallace en una forma accesible, breve y transformadora.
Había una vez dos peces jóvenes que iban nadando y se encontraron por casualidad con un pez mayor que nadaba en dirección contraria; el pez mayor les saludó con la cabeza y les dijo: «Buenos días, chicos. ¿Cómo está el agua?»
A los seis años de la muerte de David Foster Wallace publicamos Esto es agua, la legendaria conferencia que impartió en la ceremonia de graduación de la Universidad de Kenyon, ante un auditorio plagado de alumnos embelesados. Escrito en 2005 y ampliamente debatido tras su muerte, este discurso es el conciso legado de uno de los más grandes autores de nuestro tiempo, que se quitó la vida en el momento álgido de su fama y con tan solo cuarenta y seis años.
domingo, 30 de noviembre de 2025
Leído: La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
sábado, 29 de noviembre de 2025
Leído: Intermezzo de Sally Rooney
viernes, 28 de noviembre de 2025
Leído: Strange pictures = Dibuixos estranys de Uketsu
sábado, 22 de noviembre de 2025
Leído: Coño dramas: a las que no se conforman con ser las secundarias de Raquel Córcoles & Carlos Carrero
Coño dramas: a las que no se conforman con ser las secundarias es una obra que entrelaza humor ácido, crítica social y un retrato sincero de las contradicciones contemporáneas de las mujeres jóvenes. Bajo el guion de Raquel Córcoles y Carlos Carrero, con las ilustraciones características de Moderna de Pueblo y el trabajo gráfico de Álex Giménez y Mireia Pestana, el libro despliega una narrativa visual ágil que combina viñetas, microhistorias y reflexiones en clave de comedia.
La obra funciona como un mosaico de situaciones que parten de experiencias sentimentales, laborales y vitales, marcadas por la presión social, los estereotipos de género y la autoexigencia. Sus protagonistas, mujeres que se niegan a desempeñar el rol secundario que la cultura dominante suele asignarles, transitan escenarios tan cotidianos como incómodamente reconocibles: relaciones afectivas que se tambalean, amistades que se convierten en refugio, jefes que minimizan, y discursos de empoderamiento que a veces chocan con la práctica diaria.
Córcoles y Carrero emplean un tono irónico que suaviza, sin desactivar, la crítica estructural. El humor sirve de vehículo para poner en evidencia dinámicas machistas normalizadas, expectativas imposibles y la tensión constante entre autonomía e inseguridad. Las viñetas construyen, además, un ritmo narrativo que permite alternar momentos de ligereza con otros de mayor introspección, manteniendo siempre un registro accesible y nítido.
Visualmente, el libro mantiene el estilo reconocible de Moderna de Pueblo: limpio, colorido y deliberadamente directo. Cada escena está diseñada para reforzar la expresividad emocional de las protagonistas y ofrecer un comentario social inmediato, fácil de leer pero no superficial.
En conjunto, Coño dramas se presenta como una crónica generacional que mezcla humor gráfico y narrativa corta para reivindicar a las mujeres que deciden ocuparse el centro de su propia historia. Es un volumen que entretiene, interpela y describe con lucidez las pequeñas épicas —y tragedias cómicas— de la vida cotidiana.
---viernes, 21 de noviembre de 2025
Leído: Rotunda de Candela Sierra
En Rotunda, Candela Sierra traza con delicadeza y humor el retrato de Brisa, una joven licenciada en Bellas Artes que, convencida de su talento, trabaja como camarera porque no encuentra un empleo que honre su formación. La vida de Brisa da un vuelco cuando consigue un contrato en un estudio de arquitectura llamado Rotunda, especializado en diseñar rotondas. Este giro parece ofrecer por fin la oportunidad de soñar: trabajar en algo creativo, profesional, serio.
Pero no todo es lo que parece. Al poco de comenzar, Brisa percibe que la atmósfera de entusiasmo, motivación y “buen rollo” en la empresa esconde una red más oscura: manipulaciones sutiles, dinámicas de poder poco éticas, prácticas laborales cuestionables. El jefe de la compañía ejerce su autoridad con una mezcla de cinismo y carisma, y el estudio no es tanto un templo del diseño como un escenario de control neoliberal.
A lo largo de la narración, Brisa se debate entre la ilusión de su trabajo soñado y el coste real de pertenecer a un proyecto en el que los valores proclamados, creatividad, innovación, bienestar laboral, conviven con prácticas machistas y explotadoras. Sus aspiraciones chocan con las grietas de un sistema que ha adoptado un barniz moderno: neologismos, tendencias, discursos inspiradores… pero que, por dentro, repite viejas estructuras de desigualdad.
Una novela gráfica, primer trabajo de Sierra, con un estilo visual que refuerza la reflexión: se respira cierta serigrafía antigua, gestos silenciosos, miradas contenidas, frases que pesan más que las palabras explícitas. No es solo una denuncia directa, sino un testimonio con alma: un fresco laboral, social y emocional, en el que la rotonda del título funciona casi como un símbolo, el uroboros de una maquinaria circular donde unos pocos se enriquecen mientras otros giran y giran tratando de avanzar.
Sierra, con mucha solvencia, articula esta fábula crítica sobre el neoliberalismo moderno: no sólo como sistema económico, sino como mentalidad interiorizada, donde “empresas felices”, “empowerment” y “creatividad compartida” ocultan viejas dinámicas de explotación. La historia de Brisa es, en ese sentido, también una llamada a la conciencia: para mirar más allá del brillo de las promesas y enfrentarse al precio real de nuestros sueños laborales.
Ganadora del Premio València de Novela Gráfica en 2022, Rotunda no es solo una obra de denuncia: es una invitación a preguntarnos qué significa realmente “trabajar con propósito” y cuánto estamos dispuestos a pagar por ello. La sensibilidad de Sierra, su mezcla de crítica social, humor, trazo cuidado y personajes creíbles, hacen de esta novela gráfica una lectura poderosa y necesaria.
---Premis V Premio València de Novela Gráfica
jueves, 6 de noviembre de 2025
Leído: El camino del perdón de David Baldacci
Hay novelas que comienzan con un silencio, con una herida, y El camino del perdón pertenece a esa clase. Desde las primeras páginas, David Baldacci nos conduce hasta el corazón del Gran Cañón, un paisaje que impone respeto, belleza y peligro, donde la agente del FBI Atlee Pine cumple su trabajo en soledad. Pero en realidad, lo que vigila desde ese abismo no son solo los delitos que ocurren en su territorio: vigila, sobre todo, su propio pasado.
A los seis años, Atlee perdió a su hermana gemela, secuestrada una noche sin dejar rastro. Esa ausencia ha marcado cada decisión de su vida. Convertida en una mujer fuerte, metódica, poco dada a confiar, Pine lleva sobre sus hombros el peso de una culpa antigua. Y Baldacci, fiel a su estilo, entrelaza el trauma personal con un misterio de dimensiones crecientes: la aparición de una mula muerta con unas iniciales grabadas en el lomo, un jinete desaparecido y una serie de órdenes contradictorias desde Washington.
Lo que empieza como un caso local se transforma pronto en una investigación peligrosa que pone a prueba su integridad y su sentido de la justicia. A medida que avanza la trama, el lector siente la tensión de los silencios, el eco de los pasos en el desierto, el vértigo de una mujer que no solo busca respuestas, sino redención.
Baldacci domina el ritmo: alterna momentos de acción con pausas reflexivas donde el paisaje se convierte en espejo del alma. El Gran Cañón refleja el abismo interior de la protagonista.
Quizá el desenlace llegue algo deprisa, como si el autor, tras tensar demasiado la cuerda, se viera obligado a soltarla de golpe. Pero incluso con ese cierre rápido, el viaje de Atlee Pine deja huella. Porque más allá del misterio y las conspiraciones, El camino del perdón habla de la posibilidad de reconciliarse con uno mismo.
Es una historia de pérdida y resistencia, de heridas que no se cierran del todo, pero que empujan a seguir adelante. Y Baldacci, veterano del thriller contemporáneo, sabe envolver ese mensaje en una narración que se lee con el pulso acelerado y la empatía alerta.
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jueves, 30 de octubre de 2025
Leído: Helena o el mar del verano de Julián Ayesta
Hay libros que parecen hechos de aire, de luz y de memoria. Helena o el mar del verano es uno de ellos. Apenas ochenta páginas, pero con la densidad de un recuerdo que se repite cada vez que uno mira hacia atrás y se pregunta cuándo empezó a perder la inocencia.
En esta breve y delicada novela, Julián Ayesta evoca un verano en la costa asturiana, donde el protagonista, un muchacho adolescente, pasa las vacaciones junto a su familia y a Helena, la prima o la amiga, la figura luminosa que encarna el primer amor. Todo sucede en un tiempo suspendido: los días de baño, las meriendas bajo los árboles, los juegos en la playa, las tardes que se alargan hasta el anochecer. En esa atmósfera, lo cotidiano se vuelve ritual, y cada gesto, una mirada, una palabra, un silencio, parece contener una revelación.
Ayesta escribe desde la nostalgia, pero no desde el sentimentalismo. Su prosa es sencilla, transparente, como si no quisiera perturbar la pureza del recuerdo. El mar, omnipresente, funciona como símbolo de lo que cambia y permanece, de la juventud que se va y de la vida que sigue su curso. En el horizonte de esas olas ya se adivina la pérdida, aunque los personajes todavía no lo sepan.
El relato alterna entre el tono evocador y el humor doméstico, dibujando con precisión la vida familiar de la burguesía provinciana española de mediados del siglo XX: las comidas interminables, los rezos, los veraneos en la finca, las conversaciones sobre el futuro. Todo parece tan real que uno podría oler el salitre o escuchar el rumor de la vajilla. Pero en medio de ese mundo ordenado, se cuela la turbación del despertar amoroso y la intuición de que el paraíso no durará.
Helena o el mar del verano es, sobre todo, un canto a la fugacidad: a la infancia, al amor primero, a la belleza que no se puede retener. Su brevedad es su fuerza; su lirismo, su verdad. Como un verano que se acaba sin aviso, deja en quien lo lee una melancolía serena, la certeza de haber habitado, aunque sea por un momento, un lugar donde todo parecía posible.
---miércoles, 29 de octubre de 2025
Leído: Tres días de junio de Anne Tyler
Ella ha dedicado una vida, modesta, ordenada, resuelta, a cumplir: ser buena madre, buena profesora, buena persona. Gail Baines, sesenta y un años, vive en Baltimore, y justo cuando su hija se va a casar, su propia vida se tambalea. Le comunican que no será ella quien releve a la directora en el colegio, porque “no tiene dotes sociales”. Y casi al mismo tiempo, aparece su ex marido Max en su casa, con una maleta y un gato, viniendo para el fin de semana de boda de su hija.
Ese fin de semana, el día antes de la boda, el día de la boda, el día después, será para Gail una inmersión en recuerdos que había dejado en silencio, en tensiones que creía resueltas, en expectativas que ya no sabe cómo sostener. Porque mientras prepara la casa, recoge el vestido, acompaña a los actos propios de una madre de la novia, descubre que su hija ha sabido algo inquietante de su futuro esposo. Y de pronto todo el pasado de Gail y Max surge, la separación, el rencor, la ternura olvidada, en medio de vestidos y brindis.
Tyler escribe con su habitual economía: pocos escenarios, pocas sorpresas explosivas, pero muchas observaciones sobre la vida que parece tan tranquila. Gail, implacable consigo misma (“me gustaría que me reconocieran las veces que no dije algo que podría haber dicho”), observa a los que la rodean con ojo crítico, pero quizá, por una vez, se observa a sí misma con más claridad. Max, torpe, desordenado, con un gato impensable, es el espejo de lo que fue y nunca dejó de ser.
La boda se convierte en el terreno donde se cosechan los residuos del pasado. Gail teme que su hija vaya a perderse en un mundo más brillante, más sociable que el suyo. Gail registra detalles: la madre del novio demasiado extrovertida, el novio quizá infiel, el gato que nadie esperaba, la conversación que no se pronuncia. Y al mismo tiempo, Gail revive lo que su matrimonio con Max fue: no solo los días felices, sino la grieta que les separó. Y quizá, sin admitirlo al principio, la posibilidad de que aquello que creían terminado aún pueda tener restos de afecto, de comprensión.
El tono es suave, contenido, pero también incisivo: la cotidianeidad se convierte en escenario de revelaciones sutiles. En tan solo unas decenas de horas, Gail se repliega y se expande: se da cuenta de que su vida ha estado marcada por “hacerlo bien”, por poner límites, por evitar el desorden, pero que quizá también se ha perdido algo al insistir tanto en esos muros. Y Max, con su gato, con su maleta, con su capacidad de convivir con la incertidumbre, le recuerda que la vida, y el matrimonio, y la memoria, no se ajusta siempre a reglas.
Al final, la novela no propone grandes redenciones ni catástrofes: propone pequeñas treguas, nuevas formas de mirar, la posibilidad de aceptar imperfecciones. Gail y Max, en esos tres días, no se reconcilian con un estruendo, sino con un reconocimiento: de lo que fueron, de lo que son, y quizá de lo que podrían aún ser. Y a la hija, a la boda, al gato y al vestido se añade esta revelación silenciosa: que los vínculos familiares pueden llevar cicatrices, pero siguen siendo parte de nosotros.
martes, 28 de octubre de 2025
Leído: La mujer helada de Annie Ernaux
Ella crece en una familia obrera del norte de Francia, entre la tienda de comestibles de sus padres y el deseo de escapar de ese destino previsto para las mujeres de su entorno: trabajar, casarse, servir. Desde niña comprende que la educación puede ser su vía de huida. Estudia con determinación, asciende, se convierte en profesora. En la universidad descubre un mundo nuevo, donde la cultura y las ideas parecen prometerle la libertad que su madre nunca tuvo.
Pero la historia que cuenta Annie Ernaux no es la de una emancipación plena, sino la de una trampa que se despliega lentamente. La narradora, ya adulta, enamorada, cree que su amor conllevará una relación igualitaria. Sin embargo, el matrimonio y la maternidad la devuelven, con una crudeza helada, a las estructuras que creía haber dejado atrás. Los platos sucios, las cenas familiares, la doble jornada, la renuncia a escribir, a pensar, a ser. La “mujer moderna” que soñaba ser se convierte, sin apenas advertirlo, en la “mujer helada”: esa figura inmóvil, disciplinada, moldeada por siglos de costumbre.
Ernaux escribe con su estilo característico: sin adornos, sin sentimentalismo, con una prosa casi clínica que no por ello deja de doler. La frialdad del tono contrasta con la intensidad del contenido, creando una sensación de extraña distancia: como si la autora se observara a sí misma desde fuera, diseccionando la anatomía del sometimiento cotidiano.
La mujer helada no es solo un relato autobiográfico, sino un espejo social. En él, muchas lectoras pueden reconocerse: en la ambición que se enfría, en la desigualdad que se disfraza de amor, en la rabia muda que acompaña a los gestos repetidos. Es un libro que incomoda porque desmonta las ilusiones del progreso, mostrando que incluso en el corazón de la modernidad persisten los viejos mandatos.
Cuando la narradora se describe finalmente como “helada”, entendemos que no se trata de frialdad emocional, sino de un estado de supervivencia: la congelación como defensa ante una vida que ha ido reduciendo su espacio de libertad. Ernaux no busca consuelo ni redención; ofrece, en cambio, una mirada lúcida, feroz y necesaria sobre la condición femenina.
---viernes, 24 de octubre de 2025
Leído: Shhh de Magnhild Winsnes
Es verano. Hanna, que cada año pasa una semana de vacaciones en la casa de sus tíos junto al mar, llega ilusionada: su prima Siv está allí, como siempre, para correr por el bosque, bucear en el mar, capturar insectos juntas… como en los veranos anteriores.
Pero al instante Hanna percibe que algo se ha descompuesto: ese mundo que conocía ya no existe tal como lo recordaba. Siv, que antes compartía sus juegos sin reservas, ahora prefiere seguir a su hermana mayor, Mette, y a sus amigos; los retos inocentes del bosque o del mar han perdido parte de su brillo.
Hanna experimenta la extrañeza de ver cómo el escenario de su infancia (los paseos, las carreras, el agua salada, los insectos) se transforma en algo en transición: la risa compartida ya no es tan espontánea, los juegos ya no son “solo jugar”, y la cercanía de su prima ya no garantiza la complicidad de antes. Está sola, en buena medida, al borde del cambio, observando que su reflejo en el espejo del verano no encaja del todo: qué es ser niña todavía, qué es empezar a ser adolescente, qué se espera de ella.
La autora emplea la forma gráfica con gran sutileza: las viñetas no solo cuentan, sino que “muestran” el silencio que crece entre las niñas, la mirada que ya no se encuentra, la tensión de un cuerpo que cambia, el deseo de pertenecer. Tal como señalan las reseñas: «una novela gráfica sutil, hecha de colores, formas y palabras en perfecto equilibrio».
A lo largo de la semana, Hanna busca su lugar. Se enfrenta a nuevos códigos: las conversaciones susurradas, los secretos que se deslizan, las miradas que cambian, los juegos que ya no se nombran. Por un instante quiere seguir siendo la misma de siempre, la de capturar insectos, de correr libre por el bosque, pero también ve que eso ya no le basta. Y lo que viene después, lo que la prima ya anticipa y ella intuye, le produce vértigo y fascinación a partes iguales.
La atmósfera es ligera pero profunda: Winsnes retrata la transición de la niñez a la adolescencia “con humor y seriedad”. No se trata de un estallido dramático, sino de un lento desplazamiento, de un “todo cambia” que se insinúa en pequeñas cosas: un gesto, una palabra que ya no se dice, un traje de baño diferente, una mirada que dura más tiempo, un secreto que pesa. Para Hanna, los días de sol junto al mar se vuelven también días de reflexión: ¿quién soy yo ahora?, ¿quién van a ser ellos?, ¿qué me queda de lo que era?
La ilustración acompaña ese tránsito: la luz del bosque que entra entre las hojas, la inmensidad del mar, el silencio entre las hermanas… todo comunica más de lo que se dice. Como señala una reseña, “las escenas en las que la luz se filtra por las hojas de los árboles… son magníficas”.
Y al final de esa semana, Hanna ya no es la misma que al llegar. Los insectos quedan aprehendidos, los juegos ya no se repiten como antes, la vocecita de la infancia se ha transformado. Pero a cambio ha ganado una nueva mirada, incómoda quizá, pero más consciente: observe lo que antes daba por seguro, sepa que hay otro paisaje dentro del verano, dentro de los días largos, dentro de ella.
En definitiva, Shhh es un retrato íntimo del umbral: ese momento delicado, a veces silencioso, a veces ruidoso en la mente, entre ser niña y convertirse en otra cosa. Una novela gráfica que funciona como un espejo para quien lo lea, haga memoria o viva ese cambio. Y lo hace con belleza, con sensibilidad, sin estridencias, dejando hilos abiertos, preguntas al lector, y emociones que probablemente seguirán resonando después de cerrar el libro.
martes, 21 de octubre de 2025
Leído: Cuenta a las abejas que me fui de Diana Gabaldon
La novela retoma la apasionante saga de Claire Randall y Jamie Fraser en un momento crítico: estamos en el año 1779, en las montañas de Carolina del Norte, y tras años de separación, el reencuentro “familiar”, Jamie, Claire, su hija Brianna, el marido de ésta Roger y la nueva generación, parece haberse consumado. Pero la paz es frágil: la Revolución estadounidense avanza, las lealtades se resquebrajan, los enemigos acechan, y el pasado (y el viaje en el tiempo) siguen dejando su huella.
La fuerza de esta entrega radica, como en los volúmenes anteriores, en la combinación de varios elementos: la recreación histórica rigurosa (la guerra, las tensiones coloniales), la aventura, el viaje en el tiempo que introduce lo fantástico, y sobre todo, las relaciones humanas: Claire y Jamie envejeciéndose juntos, sus pérdidas, sus miedos; la nueva generación enfrentándose al legado de los mayores. Según una reseña: “Atrapante desde la primera frase hasta la última… emociona ver cómo los vínculos … entre Jamie, Claire, Brianna, Roger se han estrechado tanto que conmueve”.
Estructuralmente, el libro, de enorme extensión (alrededor de 1180 páginas), se divide en cinco partes principales y numerosos capítulos, lo que permite que la autora se detenga en los detalles, la vida diaria en la frontera, las estrategias de supervivencia, la política, los efectos de la guerra, sin descuidar la tensión narrativa. En parte es lo que los fans de la saga esperan: no solo acción, sino también inmersión. Una reseña lo resume así: “la escritura es densa, con descripciones muy detalladas … no decepciona en absoluto a pesar de ser la novena entrega de la saga”.
Lo que destaca:
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El reencuentro “familia / clan” entre personajes que ya conocemos: tras los altibajos de entregas anteriores, ver a Jamie y Claire, Brianna y Roger, sus hijos, todos en el mismo escenario, genera una emotividad especial.
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El contexto histórico: la Revolución estadounidense, la tensión entre colonos, británicos, lealtad, independencia, todo esto da fondo dramático a las acciones individuales. Según la sinopsis: “los efectos de la guerra se hacen sentir… No muy lejos de allí, el joven William Ransom aún se está reconciliando con la verdadera identidad de su padre …”.
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La continuidad del viaje en el tiempo: no solo es una novela histórica, sino también de fantasía o “realismo maravilloso” en cierto modo, porque el pasado (y lo que Claire vivió previamente) influye decisivamente sobre el presente.
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El amor, la lealtad, el desgaste del tiempo: los personajes han envejecido, sus cuerpos, sus certezas cambian, y eso añade una profundidad emocional a la saga.
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La longitud: 1180 páginas es sin duda mucho para un lector que no esté “metido de lleno” en la saga. Requiere tiempo, paciencia y muchas entregas previas leídas para disfrutarla plenamente.
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La densidad descriptiva: si bien es uno de los atractivos, para algunos lectores puede resultar excesiva, capítulos largos, muchos personajes, múltiples hilos narrativos, lo que puede ralentizar el ritmo.
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El hecho de que sea la novena entrega implica que si alguien llega sin haber leído las anteriores, puede sentirse “fuera” de algunos contextos o relaciones previas que están ya muy desarrolladas.
Cuenta a las abejas que me fui es una obra que recompensa a los lectores fieles de la saga: ofrece lo que esperaban, reencuentro, peligro, historia, amor, viajes en el tiempo, lo hace con una amplitud y ambición notables, y mantiene el tono y estilo que han hecho a Diana Gabaldon tan popular. Si tuviera que puntuarla: para los fans de la saga, un “imprescindible”, para lectores nuevos, una lectura que merece, pero para la que conviene comenzar por los primeros volúmenes de la saga. Personalmente la recomiendo para quienes disfrutan del “gran viaje” literario (no solo de 300 páginas, sino de mil), de la inmersión en mundos complejos y relaciones prolongadas, y de la mezcla de historia+tiempo+amor.
lunes, 20 de octubre de 2025
Leído: Strange house = Casas extrañas de Uketsu
La novela abre con una premisa que parece, al principio, casi mundana: un escritor, atraído por lo extraño, recibe la consulta de un conocido que ha encontrado una casa en Tokio cuyos planos guardan una anomalía inquietante: un espacio oculto, “muerto”, entre los muros, una trampilla que no parece conducir a nada o cuyo propósito no se entiende.
De entrada, la casa brilla por su luminosidad y aparente perfección, pero al examinarla más allá de la fachada, surge la sospecha de que “algo” ha sido diseñado para que en ella sucedan cosas que escapan al control.
Desde ese punto de partida, Uketsu nos introduce en un ambiente de extrañeza estructural: pasillos que no llevan exactamente donde se espera, habitaciones con proporciones inusuales, planos “mal ajustados”, trampillas, huecos entre tabiques. Esa arquitectura extraña se convierte en metáfora (y a la vez en vehículo) del horror: lo que creíamos seguro, lo que llamamos hogar, se transforma en terreno movedizo, en espacio manipulable. La narración no insiste en fantasmas o monstruos clásicos; lo siniestro se aloja en lo doméstico, en lo reconocible que se tuerce. Como apunta la crítica, es “literatura del disloque, arquitectura del miedo, relato esquemático que funciona como espejo negro del lugar que llamamos hogar”.
La voz narrativa mantiene un tono más bien sobrio, meticuloso, casi clínico: el análisis del plano, el cotejo de medidas, la comparación entre lo visible y lo oculto. Parece que el autor invita al lector no sólo a observar lo macabro, sino a participar como detective, al milímetro, en ese descubrimiento de la anomalía. De hecho, algunos lectores han dicho que la lectura se siente casi “interactiva” o “detectivesca”.
En cuanto al ritmo: la novela es relativamente breve, lo que favorece una lectura ágil. Sin embargo, no todo es velocidad: el suspense está dosificado, y los giros llegan casi al final, cuando se comienza a desvelar que quizá no es una sola casa la que alberga secreto, quizá hay muchas más. Se instala la idea de que la anomalía no es casual, sino sistémica, y que la vivienda podría estar diseñada para «que en ella se cometan crímenes impunemente».
Desde la parte temática, el libro explora cuestiones interesantes: la vulnerabilidad del espacio doméstico, la forma en que la arquitectura puede mediar —o facilitar— el mal, cómo lo oculto no está necesariamente fuera de la casa, sino dentro de sus muros, en los intersticios. También plantea un juego con la mirada del lector: ¿qué tan seguros estamos en lo que consideramos “normal”? Y especialmente: ¿qué sucede cuando la normalidad se diseña para engañar? Esa tensión entre lo cotidiano y lo aberrante es uno de los grandes logros del libro.
En resumen: Strange Houses = Casas extrañas es una novela que mezcla misterio, terror arquitectónico y análisis obsesivo de planos. Su fuerza reside en hacer que lo cotidiano se convierta en inquietante, que el hogar se sienta inseguro.
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